Saturday, 29 March 2008

El Jefe

Leo se sentía como lo peor. Su jefe siempre estaba encima de él presionándolo para tener los últimos reportes. 4 años él fue parte de esta compañía y nunca trató de hacer algo más allá de sus límites. Leo era una persona que era consumida por su trabajo. Sin familia, sin amigos.

Cuando llega a casa el ve la televisión y come pizza. Su programa de tv favorito son acerca de policías e investigación. A él le encanta eso. Le hubiera gustado ser un detective o algo así pero supo que nunca podría ser como uno de ellos.


De vuelta en la oficina su jefe lo trata como lo peor. Lo envía a comprar sus galletas favoritas, su café dietético e incluso a entregar su correo privado. Con todo eso Leo debiera ser una persona de confianza. Su mano derecha en la compañía quizás, pero no lo es.

Un día Leo vio en la Tv un episodio en el cual el jefe de una compañía asesinaba a uno de sus empleados. Leo se asustó. El pensó por un minuto que la victima podría ser él en cualquier momento. Empezó a pensar que su jefe era muy sospechoso a veces. Recordó una ocasión en el restaurante durante la hora de almuerzo; tomó una pistola de su maletín y la puso en sus pantalones. Pensó que era por seguridad solamente. Pero ahora se preguntaba si asesinaría a alguien. De pronto las imágenes de Laura, Daniel, Camilo y Rodrigo aparecieron en su mente. Todos ellos dejaron la oficina de una extraña forma. Nadie supo que les pasó a ellos. Recordó también el brillante collar de Laura. Era inolvidable. Con un brillante tono celeste y algunas perlas verdes, ese collar lo iluminó por días cuando Laura solía decirle “Hola” aquellas mañanas.

Decidió entonces mantener un ojo en su jefe. Comenzaría esa misma tarde después del trabajo.

Su jefe dejó la oficina alrededor de las 8 de la noche. Leo estaba esperando por el afuera del edificio. Luego comenzó a seguirlo. Su jefe se detuvo en una tienda y así también lo hizo Leo. Su jefe salió con una botella de whisky y luego a su casa. Nada ocurrió.

Al otro día cuando su jefe preguntó por su café dietético y sus galletas, Leo hizo la tarea más rápido que antes. Estaba concentrado en atraparlo haciendo algo “sospechoso”, y a causa de esto no se dio cuenta de que le había dado las galletas equivocadas. Su jefe lo llamó a la oficina de inmediato. Forzó a Leo a comerse todas las galletas en frente de el. Leo tuvo que obedecer. Mucha gente en la oficina vio esta vergonzosa escena. Leo estaba avergonzado.

Esa noche su jefe lo llamó para que pasara por su casa y enviara su correo por el, y también para sacar la basura. “Se acabó!” Pensó Leo y fue a la casa de su jefe decidido a renunciar al trabajo.

Adentro de la casa, su jefe lo invitó a un vaso de whisky. Trató de envenenarlo con una droga pero por suerte Leo no bebía alcohol en lo absoluto. Su jefe perdió paciencia con el y trató de apuñalarlo con una daga. Leo esquivó la daga mientras cayeron sobre la alfombra. Comenzaron a pelear y llegaron al dormitorio, donde Leo pudo noquearlo con una estatua de bronce.

Amarrado a una silla, su jefe le pidió compasión pero Leo le dio un montón de galletas que llenaron su boca. Se preguntó a si mismo si estaba haciendo lo correcto y todo se volvió más claro cuando vio un brillante collar celeste con perlas verdes.

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