Siempre quise tener una especie de habilidad especial. Algún tipo de poder, algo que me hiciera especial. Pensaba en mover objetos con la mente, saber lo que piensan los demás, detener el tiempo y hasta volar. Siempre supe que yo estaba destinado a algo más, que mi vida debía tener un mejor propósito. Nunca pensé que descubriría este tipo de habilidad en mí. Ahora me doy cuenta. Ahora lo veo todo. Si me hicieran elegir ahora entre tener y no tener este poder –esta maldición- elegiría tenerla de todas formas. Solo ahora sé para lo que estaba destinado: matar.
Todo comenzó una tarde de abril. Me encontraba realizando uno de mis viajes diarios de vuelta a mi hogar cuando pasó por primera vez. Miré por la ventana de la micro el momento exacto en que un joven de alrededor de 15 años sufrió un terrible accidente. Más tarde me enteré que el joven de hecho murió.
Cuando miraba por la ventana a este joven andar en bicicleta por la avenida Santa Rosa, se me cruzó por la mente que podía perder el control de su bicicleta y chocar repentinamente contra un automóvil a alta velocidad. Me imaginé toda esa escena y pensé por un segundo, solo por un segundo en que me gustaría verla y ocurrió. Quedé atónito. Lo que visualicé se cumplió en verdad. No soy el tipo de persona morbosa que gusta de ver atrocidades ni nada por el estilo. Soy un joven normal que no dañaría ni una mosca. “¿Que pasó entonces?”, me pregunté. Supuse que fue pura casualidad, a pesar de que igual me afectó ver el choque de ese ciclista.
La historia se repitió a la semana después cuando vi a un grupo de jóvenes pelear en una plaza. Visualicé a un joven recibiendo una botella en la cabeza y pensé en que me gustaría verlo, solo por un segundo. El joven quedó aturdido y no se levantó más.
Desde ese momento me di cuenta de que sí tenía una habilidad especial, pero esta conllevaba matar a alguien. Era un villano, y no un héroe como siempre quise. Pensé al principio de que quizás la gente a la que he matado de verdad merecía morir, por ser malas personas o haber hecho algo malo pero eso es algo de lo que no puedo estar seguro. No veo su pasado ni escucho sus pensamientos, yo solo los mato.
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2 años con este poder. He quitado hartas vidas solo con mi mente. El matar se hizo un vicio. Es un poder que te corrompe. Ya no me importa que la gente que mate sea buena o mala, o si se lo merecen o no. Yo solo disfruto viendo morir a la gente.
Ahora me encuentro tirado en el piso, agonizando. Frente a mi se encuentra un hombre que vino a cumplir con su deber al parecer. ¿Estoy recibiendo mi merecido? No lo sé. ¿Era este mi destino? Como saberlo. Lo único que sé ahora es que la persona frente a mi es el héroe de esta historia, y no yo.
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